CIUDAD DE MÉXICO (OSV News) — El Departamento de Estado de EE.UU. exigió la liberación del obispo Rolando Álvarez de Matagalpa y otros líderes religiosos nicaragüenses encarcelados luego de una ola de detenciones contra el clero católico durante la temporada navideña.
La declaración del 2 de enero describió al obispo Álvarez y a los demás líderes religiosos, incluido el obispo Isidoro Mora de Siuna, como “injustamente detenidos” y deploró las condiciones en las que se encontraban detenidos. El obispo Álvarez lleva más de 500 días detenido.
“Las autoridades nicaragüenses han mantenido al obispo Álvarez en aislamiento, han bloqueado una evaluación independiente de las condiciones de su encarcelamiento y han publicado vídeos y fotografías montados que sólo aumentan las preocupaciones sobre su bienestar”, se lee en la declaración, firmada por el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
El régimen del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, “continúa imponiendo severas restricciones a las comunidades religiosas y negando a los ciudadanos nicaragüenses la posibilidad de practicar libremente sus religiones y expresar sus creencias. Una vez más hacemos un llamado al gobierno de Nicaragua para que libere al obispo Rolando Álvarez de forma inmediata y sin condiciones”.
En una publicación separada en la plataforma de redes sociales X, anteriormente conocida como Twitter, Miller calificó la detención del obispo Álvarez como “inconcebible”, y agregó, “la libertad de creencia es un derecho humano”.
Al menos 13 sacerdotes, la mayoría en la Arquidiócesis de Managua, fueron detenidos entre el 26 y el 31 de diciembre, según la abogada nicaragüense exiliada Martha Molina, que ha estado siguiendo los ataques a la Iglesia católica en Nicaragua. Muchos fueron sacados de sus residencias parroquiales por la policía y los paramilitares.
El gobierno nicaragüense, aparentemente en respuesta a la declaración de Estados Unidos, publicó fotos el 2 de enero del obispo Álvarez recibiendo atención médica de un médico de la prisión.
Vestido con una camisa de vestir rosada y pantalones grises, el obispo Álvarez parecía pálido y demacrado mientras un médico le tomaba la presión y le realizaba unas pruebas. Un comunicado del gobierno afirmó que “los signos vitales (del obispo) están bien” después de haber sido examinado por un especialista en medicina interna.
El gobierno ha publicado fotos del obispo Álvarez de vez en cuando – siendo visitado por sus hermanos o recibiendo atención médica –, pero se desconoce su estado de salud.
Observadores han expresado su preocupación por el bienestar de los sacerdotes arrestados, cuya condición de detenidos sigue sin conocerse. Bianca Jagger, activista nicaragüense de derechos humanos, dijo en X que recibió información de que “uno de los sacerdotes que secuestraron fue trasladado al hospital. Exijo prueba de vida”.
El Papa Francisco expresó preocupación por Nicaragua y los sacerdotes cautivos el 1 de enero en su oración del Ángelus de Año Nuevo.
“Sigo con profunda preocupación lo que está sucediendo en Nicaragua, donde Obispos y sacerdotes han sido privados de su libertad”, dijo el Santo Padre.
El pontífice expresó su “cercanía en la oración” a los sacerdotes detenidos y a sus familiares, “y a toda la Iglesia del país”.
“Espero que se busque siempre el camino del diálogo para superar las dificultades. Recemos hoy por Nicaragua“.
El diálogo ha resultado difícil en Nicaragua, a pesar de los esfuerzos de la Iglesia por asumir un papel mediador después de que estallaron las protestas en 2018, con manifestantes que exigían la destitución del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. Los sacerdotes brindaron refugio a los protestantes y luego acompañaron a las familias de los presos políticos, incluso cuando sus parroquias estaban sitiadas por la policía y los paramilitares pro-régimen.
Los llamados a la acción sobre el caso del obispo Álvarez y el clero detenido se producen mientras el régimen aplasta incluso la más mínima disidencia en el país, que los analistas han descrito como cada vez más opresivo y totalitario.
Los clérigos del país suelen ser espiados y visitados por policías y paramilitares en actos de intimidación y para cumplir órdenes, como la suspensión de actos de piedad popular y procesiones públicas en días festivos.
Ofrecer oraciones por los encarcelados puede causar problemas al clero. El obispo Isidoro Mora fue detenido el 20 de diciembre, junto con dos seminaristas, luego de la celebración de una Misa en la ciudad de Matagalpa, donde ofreció apoyo espiritual al obispo Álvarez, el líder de la diócesis local.
El 31 de diciembre, el cardenal Leopoldo Brenes de Managua instó a orar por las “familias y comunidades que en este momento sienten la ausencia de sus sacerdotes o viven otra clase de penas”.
Molina ha contabilizado más de 770 ataques a la Iglesia católica en Nicaragua desde 2018, y 2023 registró la mayor cantidad de incidentes. Los sacerdotes previamente detenidos han sido enviados rutinariamente al exilio, salvo el obispo Álvarez, quien se ha negado a abandonar Nicaragua, a pesar de estar encarcelado.
Se desconocen los motivos de las detenciones masivas de sacerdotes. Murillo, la portavoz del gobierno, no respondió a una solicitud de comentarios.
El periodista nicaragüense exiliado Emiliano Chamorro planteó en X que el régimen podría estar presionando para un cambio en el liderazgo de la Iglesia mediante el nombramiento de obispos que considera más amigables.
Molina no descartó la teoría, pero dijo a OSV News: “No veo sacerdotes en la Iglesia Católica cómplices del régimen que puedan llegar a ser obispos”.
Molina agregó: “La dictadura puede estar preparando un destierro masivo para lograr el objetivo que se ha propuesto que es erradicar a la Iglesia Católica de Nicaragua… (Los sacerdotes) dicen la verdad y ellos no quieren escucharla”.
El biógrafo papal Austen Ivereigh escribió en X el 1 de enero que “una dictadura que suprime a la Iglesia hace que la Iglesia se fortalezca y acelera el fin de la dictadura”.
Y añadió: “Es la ley de hierro de la historia que todo dictador latinoamericano decide olvidar”.
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David Agren escribe para OSV News desde la Ciudad de México.